Cuenca

Ciudad Patrimonio de la Humanidad, cuenta con uno de los cascos históricos medievales más impresionantes de España. Cuenca es la ciudad paisaje, la ciudad colgada, la ciudad de las artes y la cultura... Cuenca enamora!

Ciudad Encantada

Aquí iniciamos nuestra excursióna a Cuenca. Aunque el nombre despiste, no esperes encontrarte con altos edificios ni antiguos monumentos, porque este sitio se guarda para enseñarte las maravillas de la naturaleza de la Serranía de Cuenca. El río Júcar, a su paso entre Uña y Villalba de la Sierra, forma un gigantesco e impresionante cañón. Es aquí, a casi 1.500m. de altitud, donde la naturaleza se ha permitido uno de esos caprichos que llenan siempre de asombro al viajero: La Ciudad Encantada.

La Ciudad Encantada es un paraje natural que fue declarado en 1929 como Sitio Natural de Interés Nacional. Actualmente se incluye dentro de los límites del Parque Natural de la Serranía de Cuenca (PNSC), dentro de las zonas de protección prioritaria por su excepcional valor geomorfológico, de relevancia internacional.

El asombro que suscita ha provocado que numerosos artífices cinematográficos hayan encontrado su inspiración en este impactante paisaje de cine, engalanado por el silencio de la montaña. Un paisaje de película por el que han pasado artistas de la talla de Sophia Loren, Frank Sinatra, Cary Grant, Oliver Stone, Arnold Schwarzenegger.

Aquí el modelado kárstico ha generado caprichosas formas en la roca que sorprenden al visitante. Estos fenómenos geológicos, mundialmente conocidos, son formaciones rocosas esculpidas por la acción del agua, el viento y el hielo. Un paisaje submarino que escondía el jurásico Mar de Thetis, predecesor del Mediterráneo. Sus sendas te animan a pasear por curiosas formas pétreas que recuerdan figuras humanas, objetos, animales, con una precisión difícil de entender, hasta conseguir una ciudad delirante, una ciudad que parece dormida por algún tipo de hechizo misterioso. Conocerás todos sus secretos con esta visita guiada por la Ciudad Encantada.


Cuenca

En esta visita guiada a la Ciudad de Cuenca, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, conocerán una de las ciudades con más riqueza material e inmaterial de España.

La Cuenca paisaje es una ciudad levantada en una lengua de tierra entre las hoces de los ríos Júcar y Huécar, que dan un marco natural incomparable a un urbanismo anclado en el tiempo. Estas hoces encierran un inmenso patrimonio histórico que se enclava entre dos precipicios, una ciudad inmersa en la naturaleza de miles de años de morfología geológica, poco a poco horadada por estos ríos y que forman unas estructuras pétreas que empequeñecen al que las observan.

La Cuenca patrimonio es una ciudad que se abre al visitante como una perfecta fusión entre arte moderno y tradición. Imprescindible para el viajero será recorrer su casco antiguo dejándose perder por el entramado de encantadoras callejuelas que albergan desde importantes muestras de patrimonio religioso como iglesias, conventos, seminarios en los que se respira esa tan arraigada tradición de culto de esta ciudad, hasta importantes museos como el Museo de Arte Abstracto o el de la Fundación Antonio Pérez o el Museo Diocesano, buen ejemplo de arte sacro provincial donde se custodian importantes obras desde el Románico hasta la actualidad, destacando cuadros de Martín Gómez el Viejo y de El Greco. Una ciudad de contrastes donde conviven lo moderno y lo tradicional.

El edificio más impresionante de la ciudad, la Catedral de Nuestra Señora de Gracia, la primera del Gótico en España levantada por orden de Alfonso VIII. Su interior no deja de sorprender al observar una construcción que se alarga desde el siglo XII hasta las últimas capillas del Barroco.

De la Cuenca colgada todo el mundo conoce sus Casas Colgadas, ejemplo de arquitectura popular conquense donde sus balcones invitan a observar simplemente el vacío, convirtiéndose en santo y seña de la ciudad. Como desde sus Rascacielos de San Martín, los primeros edificios de más de diez plantas del mundo. El Puente de San Pablo, diseñado por la escuela de Eiffel, se convierte en un paseo para los osados y en una aventura para los vertiginosos, pero a todos deja con la misma sensación de situarse en uno de mejores sitios de la ciudad. La misma sensación que produce sentarse en el Barrio del Castillo desde donde el visitante puede sentir la ciudad a sus pies, ya que sus miradores asoman directamente a una caída hacía las hoces que parece asomar a la profundidad más inaudita.

No nos olvidemos de la Cuenca sabor, a esta ciudad también la conforman sus singulares sabores, sus suculentas comidas y sus tradicionales platos típicos. Es de obligado cumplimiento no irse sin probar su morteruelo, su ajoarriero, unas gachas o un asado de cordero, y atreverse —sin saber antes lo que es— a comerse un zarajo, todo ello acompañado de los vinos del terreno y rematado con un dulce a base de miel y almendras, el alajú y un revitalizante resolí.


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